El Triunfo del GÉNERO sobre el SEXO, una reflexión a compartir.

El Triunfo del GÉNERO sobre el SEXO, una reflexión a compartir. Psic. Manlio Fabio Diego Llamas

Todos somos producto de una historia; Masculinidad y Feminidad, como lo diría Freud no son puntos de partida, sino de llegada, ningúna persona está constituido de entrada como sujeto psíquico ni como sujeto sexuado. Tanto en la subjetividad como la situación son productos de la historia de las relaciones que el (la) niño(a) establece con los otros desde su nacimiento y aun antes, en el deseo y en el proyecto de sus padres que resultan, a su vez, de una historia. Veamos entonces, que si hablamos del concepto de MUJER, este puede tener tres referentes: la realidad anatómica del cuerpo femenino, entendida como materia prima; el conjunto socialmente existente de las mujeres; y la mujer como signo, es decir el cuerpo femenino como significante cuyo significado no es la realidad física, social o conceptual de la mujer como tal, sino que remite a la diferencia entre los sexos. Sexualidad femenina, en cambio, alude a la posición del sujeto sexuado femenino que resulta de, y a la vez determina, la asunción de su propio deseo. 1

Estos rasgos propios de la feminidad corresponden a la mujer como categoría construida culturalmente, es decir, se refieren a las características que tiene como resultado de su identificación con representaciones (ideales culturales) que operan como modelos o paradigmas de feminidad. En otro tenor y tal vez como referente cabria mencionar, esa misma relación entre cultura y sexualidad nos lleva a la posibilidad de que las mujeres (y que no exenta a los hombres), ante las desilusiones del matrimonio enfermen de neurosis graves que perturban duraderamente su vida. Más aún el matrimonio, en las condiciones culturales actuales, ha dejado hace tiempo de ser la panacea para el sufrimiento nervioso de la mujer, por el contrario, una joven debe ser completamente sana para soportar el matrimonio. Freud, concluye que el remedio para la nerviosidad originada por el matrimonio será la infidelidad conyugal. 2 Lacan nos habla de ello, cuando señala que la diferencia entre los sexos se constituye en torno a la representación de la FALTA, que tiene como eje el objeto fálico, como referente simbólico y no anatómico, que como significante aparece en el lugar de la falta, aunque imaginariamente pueda asumir la máscara de la plenitud. La dialéctica del TENER estimula el juego de las identificaciones. Tal como lo relata, Antonio Machado en –Campos de Castilla-: "Somos víctimas -pensaba yo- de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disipársenos cuando llegamos a creer que no existe por si, sino por nosotros. Pero, si convencidos de la íntima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. 3

¿Qué hacer entonces?

Entonces, la definición de feminidad, cualquiera que ella sea –patriarcal o feminista- sitúa a las mujeres como sujeto de enunciado, lo que representa un cierre. En la medida de que ninguna construcción se considere como verdadera o definitiva, las mujeres podrán seguir hablando, pero quien habla puede situarse como sujeto de la enunciación, como sujeto en proceso, definido no por lo que es sino por lo que aspira a devenir, puesto que el deseo solo puede expresarse o, más bien, constituirse en un discurso. Lo que singulariza, pues, a los seres humanos es el hecho de tener que situarse, en el terreno de sus placeres y displaceres, en relación con esa diferencia, e inventar una fórmula que pueda articular sus experiencias de ilusión y desilusión en la relación con las figuras del Otro, con los valores o significantes que circulan en su espacio social. En conclusión y estableciendo la importancia del GÉNERO, como sostiene Reiche, se convierte en la metáfora central de una época: la identidad encubre tanto la sexualidad como su carácter problemático.


El triunfo del GÉNERO sobre el SEXO, es un signo de los tiempos, en tanto borra los límites entre los sexos y elimina el conflicto a través de la afirmación de la propia identidad. 4

Bibliografia 1. Tubert, Silvia. ¿Género y Psicoanálisis? Catedra en Madrid. 2003. 2. Id. Tubert, Silvia 3. Machado Antonio, Campos de castilla. Ed. de Geoffrey Ribbans, Ed. Cátedra Letras Hispánicas, Madrid, 1997, pg.274. 4. Reiche, R. “Gender ohne sex. Geschichte, funktion und funktionswandels des begrifs gender”, Psyche.

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